El programa permite que los estudiantes se reinserten al sistema educativo en el nivel que les corresponde
El pequeño Matheo Penafiel, de 10 años, hoy en día asiste muy animado a la Unidad Educativa Eduardo Kingman, en el sector de Pascuales, para recibir sus clases como parte del programa de Nivelación y Aceleración Pedagógica (NAP).
El menor tuvo que abandonar sus estudios durante la pandemia por problemas económicas, según relató su abuela Clara Espinoza: “Durante 2 años no pudimos enviarlo a la escuela no había para los pasajes y el traslado. Este periodo lectivo me enteré de este programa, lo inscribimos para que pueda continuar su educación, ha mejorado su escritura y comprende muy bien las matemáticas”, indicó.
Motivación y esfuerzo necesarios dentro de este proceso, que va de la mano con diferentes metodologías, para fortalecer el aprendizaje. Leonor Mera docente de nivel elemental (2°,3°y 4°) de Educación Básica de la institución, destacó el apoyo a los estudiantes con fichas pedagógicas. “Se trabaja para reforzar sobre todo las áreas fundamentales como lecto escritura y matemáticas; sin embargo, el apoyo de la familia desde el hogar es vital para seguir avanzando con las tareas y el proceso educativo”.
La oferta extraordinaria NAP atiende a niños, niñas y adolescentes de 8 a 18 años en condición de rezago educativo. El concepto de aceleración pedagógica contempla una intervención educativa que permite desarrollar en los estudiantes de Educación General Básica – EGB, las destrezas imprescindibles, la complejidad y el ritmo del plan de estudios, en un lapso menor. Esto se consigue a través de estrategias de aprendizaje efectivas y adaptaciones curriculares, de tal manera que los estudiantes puedan reinsertarse al sistema educativo, eliminando o atenuando la condición de rezago.
En la Zona 8, que comprende Guayaquil, Durán y Samborondón, se han implementado 86 aulas de Nivelación y Aceleración Pedagógica, en 44 instituciones educativas, para beneficio de 1800 estudiantes.
Para Jimmy Vargas, docente de nivel medio, los perfiles de los estudiantes que se inscriben en este programa se identifican como familias vulnerables: “Sabemos que son alumnos que vienen con dificultades económicas o de salud, pero el compromiso de la familia es fundamental ya que el beneficio es que logren adelantar dos años en uno; y, con este esfuerzo, pueden ir al nivel educativo que les corresponde”, explicó.
“Los estudiantes reciben un tronco común de materias: Matemáticas, Lengua Literatura, Estudios Sociales, Ciencias Naturales y las destrezas