Son expertas en corte de cabello, bisutería, manualidades, elaboración de productos de limpieza; técnicas de uñas y de maquillaje; y, ciudadanas digitales. La prefecta Marcela Aguiñaga participó en la ceremonia
La emotividad marcó, la tarde de este lunes 4 de marzo, la ceremonia de entrega de diplomas a las estudiantes graduadas de la segunda y tercera promociones de la Manzana de Cuidado Letamendi, de la Prefectura Ciudadana del Guayas, en Guayaquil.
La música instrumental de la Orquesta Sinfónica Juvenil de la Prefectura acompañó la ceremonia que tuvo escenario lleno en el auditorio del Instituto Tecnológico Bolivariano. Allí, 450 mujeres recibieron sus diplomas que las acreditan como expertas en corte de cabello, bisutería, manualidades y elaboración de productos de limpieza; técnicas de uñas y de maquillaje; y, ciudadanas digitales.
La ceremonia, que se suma a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la lideró la prefecta Marcela Aguiñaga. A ella se sumaron: Camilo Samán, gerente de la empresa pública DASE del Municipio de Guayaquil; Jorge Calderón, rector del Tecnológico Universitario Argos; Ricardo Grunauer, director de Vinculación de la Universidad Bolivariana; María Fernanda Gualatuña, parlamentaria mundial de Educación, entre otros.
Durante su intervención, la ejecutiva guayasense expresó sentirse honrada y agradecida con las graduadas por haber confiado en la Prefectura Ciudadana del Guayas y en la Manzana del Cuidado Letamendi. “El día de hoy tenemos 450 graduadas. Soñamos en un futuro no muy distante en que tengamos una manzana en cada distrito de la ciudad de Guayaquil, lo que significa invertir en la gente, en lo importante, en ustedes: las cuidadoras”.
Por ello, indicó que el evento de este lunes es un reconocimiento “al trabajo sacrificado, incansable, que nunca termina, que tienen que hacerlo todas las mujeres cuando cuidamos de los que amamos. Estamos haciendo un reconocimiento al sacrificio que han hecho, al anhelo de educarse y de tener un sueño”.
Por parte de las graduadas intervino Lilia Quinde, quien se sintió emocionada por haber accedido a una experiencia valiosa, que “nos ayuda a seguirnos proyectando y seguir creciendo como personas. En la Manzana del Cuidado Letamendi, hemos transformado las dificultades en triunfos y recuperamos el amor propio”.