Todos tenemos una historia con el COVID-19. Están aquellos que sobrevivieron a una Unidad de Cuidados Intensivos, (UCI), los que no lo lograron, los que nunca visitaron una y hasta los que jamás se enfermaron, ni se vacunaron.

Entre finales de 2019 y mayo de 2023 el mundo vivió en peligro. Los datos, a cuatro años de este proceso, son interminables: millones de muertos, de contagiados, de vacunados, las afectaciones en los procesos educativos, el confinamiento, el trabajo virtual, la bisagra tecnológica, la desinfección, las mascarillas, etc…, los datos se siguen registrando.

El COVID-19 sigue modelando el presente, ¿qué decir de las afectaciones en la salud de millones de personas y de las muertes súbitas?, en fin.

Oficialmente, la pandemia duró entre el 30 de enero de 2020 y el 5 de mayo de 2023 cuando terminó la emergencia sanitaria. El coronavirus se informó por primera vez en América del Sur el 26 de febrero de 2020 cuando Brasil confirmó un caso en São Paulo.

En Ecuador, el primer caso se declaró un 29 de febrero de 2020, cuando se descubrió el virus en una viajera de la Tercera Edad que llegó desde España a Guayaquil.

Ingresó al Ecuador un 14 de febrero, sin síntomas, y murió un 13 de marzo de ese mismo año. Su hermana también falleció poco después. Para ese momento, como describe un artículo de la web Línea de Fuego, Ecuador, al mando de Lenín Moreno, había reducido, significamente, su presupuesto de salud.

Bajo la excusa de la reducción del Estado se despidieron enfermeras, médico, auxiliares, directores y gerentes de hospitales públicos.

En junio de 2020, el Banco Central informó que se pagó a Goldman Sachs, 370 millones de dólares para resguardar 1100 en oro y bonos de reserva del Estado. Un pago impulsado por Richard Martínez, para entonces ministro de Economía, que dejó el país para trabajar en un organismo internacional. Eludió hasta el juicio político.

En marzo, dos meses antes, la ministra de salud Catalina Andramuño renunció porque su plan para enfrentar la crisis no era factible, la reemplazó “El Maradona de la Salud”, Juan Carlos Zevallos, que no pudo enfrentar tampoco el tema a pesar de que los casos no superaban los 40 y había en Ecuador apenas dos fallecidos, el cerco epidemiológico, por ejemplo, no sobrepasaba las 273 personas, luego y ante la inoperancia oficial, vino la explosión del virus en Guayas, las muertes en las calles, los cadáveres en cajas de cartón, el partido entre Independiente del Guayas y la famosa frase: el peor virus es el miedo.

Hasta tanto los laboratorios a nivel mundial desarrollaban una vacuna, que al Ecuador llegaría recién un año después. Muchos ecuatorianos no esperaron y viajaron a vacunarse al exterior Otros, periodistas y banqueros, tuvieron accesos privilegiados, lo que generó el famoso caso de las Vacunas VIP, que según la Contraloría, benefició a 67 personas que no formaban parte de los grupos prioritarios, entre ellos la propia madre del ministro Zevallos, que cuando las cosas se complicaron, se fue a los Estados Unidos, luego recaló como docente en una universidad, así sin más. Tampoco podemos olvidar el caso Vacunas que afectó la gestion del alcalde Quito, Jorge Yunda y dos científicas, entre otros. ¿Qué decir de las imágenes de Cynthia Viteri cerrando la pista de aterrizaje de la ciudad?

Las cifras sobre los fallecidos nunca estuvieron claras por el subregistro, sin embargo, se puede decir que en Ecuador murieron 50.000 personas por esta enfermedad hasta finales de 2021. Luego claro hubo rebrotes, confinamientos, la segunda y tercera ola del virus, hasta descubrir una nueva epidemia: la de la violencia, ¿Qué vendrá después? Y lo más importante: ¿sobreviviremos?

Fuente: Radio Pichincha

Por Yazmín Bustán

Feminista. Trabajando en visibilizar el trabajo que hacemos las mujeres,

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