Una adecuada iluminación natural ya no es un propósito que cumplir por los arquitectos y diseñadores, es una obligación, y eso lo han aplicado grandes arquitectos en muchas de sus obras y construcciones.
En general, el correcto manejo de la iluminación sea esta artificial o solar, es fundamental, considerando los beneficios que trae para sus habitantes. De acuerdo a Gonzalo Hoyos, docente de Arquitectura de la UISEK, utilizar adecuadamente la luz natural tanto como sea posible, tiene un impacto tanto en la sostenibilidad energética como en la salud de los habitantes de un espacio.
En términos económicos, el diseño de una edificación con un uso eficiente de la luz natural disminuye los costos de energía eléctrica al reducir la cantidad de luz artificial, a la vez que minimiza el impacto ambiental y energético de nuestro hábitat. Con referencia a la salud, la luz solar es fuente de vitamina D, esencial para nuestra salud ósea y el sistema inmunológico, y actúa como agente desinfectante, eliminando humedad, hongos y bacterias en espacios como dormitorios.
Sin embargo, llenar de luz solar un espacio no siempre es una decisión acertada y debe ser aplicada según diversos criterios. Demasiada iluminación puede también ser perjudicial considerando aspectos ambientales como los rayos UV, sobre todo en países como en el Ecuador. Hoyos aclara que por esa razón, para el arquitecto, una investigación profunda de las necesidades de los habitantes resulta imprescindible el momento de diseñar una vivienda, incluso si se trata de espacios genéricos.
“El objetivo del diseñador debe orientarse a la creación de espacios acogedores y funcionales; en estos, el diseño debe considerar estrategias arquitectónicas para regular la cantidad de luz solar e igualmente considerar la iluminación artificial como un aspecto estético, psicológico y de bienestar”, señala el experto.
Por ejemplo, un estudio para un escritor no debe tener la misma iluminación que el estudio para un joyero o para un arquitecto. Cada tipo de actividad requiere una determinada cantidad de iluminación.
Gracias al enorme avance de la tecnología actualmente contamos con diferentes dispositivos que permiten aprovechar la luz natural de manera más eficiente y sustentable. La utilización de sistemas domóticos, por ejemplo, permiten automatizar sistemas de cortinas y persianas para maximizar la entrada de luz natural durante el día. También permiten regular la cantidad de luz para personas fotosensibles o ajustar la luz artificial en nuestros dormitorios para que se ajusten a nuestro ciclo circadiano (ciclo de actividad y sueño natural).
En el mercado también existen tubos solares o reflectantes, una tecnología ingeniosa que captura la luz solar y la dirigen a espacios sin suficiente exposición solar, permitiendo una adecuada iluminación y reducción de luz artificial. Este dispositivo se instala en la cubierta de las edificaciones, se conecta con tubos de superficies reflectantes y un difusor permite la distribución uniforme y regulada según la necesidad, permitiendo iluminar incluso en días nublados.
Para el experto, resulta importante tener claras las necesidades de los habitantes en el hogar para transformar espacios con mayor o menor iluminación. Hay que considerar aspectos de eficiencia energética, sostenibilidad, versatilidad y desde luego, la mejora del bienestar. Los sistemas mencionados tienen la ventaja en su versatilidad. Pueden instalarse en cualquier edificación y son útiles en espacios construidos sin acceso directo al exterior.
Es indudable la importancia de la iluminación en el hogar desde el punto de vista del bienestar físico y psicológico, a través de diferentes estrategias accesibles y fáciles de implementar. Los espacios que son cuidadosamente iluminados producen una sensación de tranquilidad y comodidad que mejora nuestro estado de ánimo y aumenta considerablemente nuestra productividad.