Estudiantes de la carrera de Fisioterapia de la UTPL dialogaron con expertas sobre cómo el estrés afecta el cuerpo y la mente, y qué medidas adoptar para minimizar sus efectos en la salud humana.
El estrés laboral es una realidad cada vez más presente en la vida de los trabajadores, con repercusiones tanto físicas como emocionales. Dado que todas las personas experimentamos estrés, es esencial entender cómo impacta nuestro día a día y qué medidas podemos tomar para gestionarlo eficazmente.
Dayanara Torres Cumbicus, experta en psicología, explica que existen dos tipos de estrés: el estrés positivo y el distrés negativo. El primero es una respuesta natural que nos mantiene activos en nuestra rutina diaria, mientras que el distrés puede ser abrumador y perjudicial, afectando tanto física como emocionalmente. En el ámbito laboral, el distrés se manifiesta en el síndrome del trabajador quemado o burnout, caracterizado por un alto nivel de estrés crónico que puede llevar a una intoxicación por cortisol, hormona que, cuando se segrega en exceso, puede tener consecuencias físicas significativas.
Desde el punto de vista emocional, los síntomas asociados al burnout incluyen un estado anímico depresivo y falta de motivación para realizar actividades que antes eran satisfactorias. “A ello se suma la ansiedad que desencadena dolores musculares que contribuyen al deterioro de la salud, ya que afecta directamente al sistema digestivo y a la motivación para llevar un estilo de vida saludable”, acota la experta.
Por su parte, Edissa Bravo Brito, docente de la carrera de Fisioterapia de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), indica que el estrés no siempre es resultado de emociones; también puede ser causado por factores ambientales, como el ruido o situaciones de riesgo, por lo que resulta necesario adoptar las medidas que contribuyan a reducir los niveles de estrés en aquellos espacios donde se desenvuelve la persona.
Estrés y dolores comunes
A nivel estadístico, la zona más afectada por la sobrecarga de estrés suele ser la espalda, especialmente la región dorsolumbar. Los desequilibrios musculares en esta área pueden provocar problemas como lumbalgia o dorsalgia, debido a la debilidad en los músculos abdominales y glúteos, y la compensación excesiva de los músculos paravertebrales y el cuadrado lumbar.
Estos desequilibrios pueden provocar cambios biomecánicos como la rectificación lumbar, e incluso lesiones discales, ya que alteran las fuerzas musculares y causan compensaciones fisiológicas y anatómicas. A ello se suman ciertas patologías como la fibromialgia y el bruxismo, que están relacionadas con el estrés laboral o emocional.
Además de ello, la catedrática Edissa Bravo señala que cuando hacemos ejercicio producimos ácido láctico, lo mismo ocurre cuando estamos estresados. Sin embargo, al hacer ejercicio, somos conscientes de qué músculos trabajamos y cómo estirarlos después. En cambio, durante el estrés, es difícil identificar exactamente qué músculos se tensan, aunque suele afectar especialmente a la zona cervical y el trapecio, originando dolor en el cuello.
El estrés, además de afectar el sistema musculoesquelético, también altera el sistema visceral, causando el colon irritable, las infecciones de las vías urinarias, la gastritis, las cistitis en las mujeres, entre otros padecimientos. También es importante mantenerse alerta a los signos de estrés crónico que pueden manifestarse a través de tics nerviosos u otros síntomas físicos, como parálisis facial o enfermedades cerebrovasculares.
Importancia de las pausas activas en el trabajo
A nivel fisioterapéutico, Edissa Bravo destaca que las pausas activas ayudan a mitigar los efectos negativos de estar sentado durante largos períodos. “Cuando una persona pasa mucho tiempo frente a una computadora, tiende a adoptar posturas que pueden desencadenar desequilibrios musculares. Estas posturas anómalas pueden provocar problemas musculoesqueléticos, por lo que se recomienda realizar pausas activas cada 20 a 40 minutos”, acota.
Por su parte, Dayanara Torres añade que, a nivel cognitivo, las pausas activas aumentan la motivación para continuar con las tareas laborales; mientras que, en el ámbito escolar, esta práctica se está promoviendo cada vez más, lo cual es alentador porque fomenta el cuidado del bienestar emocional y cognitivo de los estudiantes desde temprana edad.
Estrategias para manejar el estrés
Con el objetivo de proteger la salud mental de los trabajadores y reducir los niveles de estrés, en la actualidad se está implementando en algunos países la reducción de la jornada laboral a 4 días a la semana. Así mismo, en varios países europeos, se ofrece a los trabajadores 10 minutos de meditación antes de comenzar la jornada laboral.
“Estas estrategias son útiles tanto para empleados como para empleadores, puesto que todos pueden experimentar estrés debido a las demandas laborales. Además, estas medidas promueven la psicoeducación y fomentan la idea de que cada individuo puede moldear su propio estado mental. Ser amable con los compañeros de trabajo también es importante para crear un ambiente laboral más positivo, ya que el estrés de un compañero puede afectar a otros miembros del equipo”, señala Dayanara Torres.
Por otra parte, reducir el consumo de gluten también ayuda al cuerpo a desintoxicarse y a reducir el estrés, por lo que varios expertos recomiendan limitar su ingesta, especialmente para quienes padecen condiciones como la enfermedad celíaca o la sensibilidad al gluten.
Para finalizar, ambas expertas coinciden en que, en un mundo donde todo avanza a ritmo acelerado, muchas personas buscan soluciones rápidas para aliviar el estrés, como ingerir alcohol, fumar o consumir otras sustancias. Sin embargo, estos hábitos no abordan el problema de raíz, puesto que los procesos de afrontamiento y curación del estrés llevan tiempo y requieren un enfoque más reflexivo y equilibrado.