La Organización Mundial de la Salud estima que alrededor de 262 millones de personas, tanto niños como adultos, padecen asma en todo el mundo. Esta cifra alarmante pone de relieve la necesidad urgente de abordar esta condición de manera temprana y efectiva para mejorar la calidad de vida de los niños.
Según la Dirección Médica de Laboratorios Bagó, el asma es una enfermedad crónica que afecta las vías respiratorias, manifestándose con síntomas como tos, sibilancias, dificultad para respirar y opresión en el pecho. Aunque la causa exacta aún no se comprende por completo, se reconoce que factores genéticos y ambientales desempeñan un papel importante en su desarrollo. Alérgenos como el polen, el polvo y los ácaros, junto con irritantes como el humo del tabaco y la contaminación del aire, son desencadenantes comunes que pueden exacerbar los síntomas.
En el tratamiento del asma, es fundamental adoptar un enfoque integral que combine medicamentos para controlar los síntomas y medidas preventivas para evitar episodios respiratorios problemáticos. Los inhaladores de corticoesteroides y broncodilatadores son herramientas clave para controlar la inflamación de las vías respiratorias y mejorar la función pulmonar. Además de los medicamentos tradicionales, se están utilizando nuevas terapias llamadas anticuerpos monoclonales. Las mismas están diseñadas para ayudar a reducir la inflamación en los pulmones y mejorar los síntomas del asma en personas que no responden bien a los tratamientos habituales. Son especialmente útiles en casos graves de asma que son difíciles de controlar con medicamentos comunes.
La importancia de buscar atención médica temprana y regular para el asma en niños no puede ser subestimada. Un diagnóstico precoz y un manejo adecuado pueden prevenir complicaciones graves y garantizar un crecimiento y desarrollo saludables.
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