La sociedad moderna tiene muchos desafíos, dentro de los que presenta un sinnúmero de acciones mediáticas que buscan mejorar la calidad de la vida de las personas. Actualmente, esa mejora permanente ha tenido muchas definiciones, pero, a partir del Informe Brundtland, comienza a enmarcarse en el término sostenibilidad, cuya visión se ha posicionado como nuevo modelo de desarrollo.
En este contexto, la sostenibilidad debería concebirse como el nuevo horizonte hacia el cambio global, si se entiende desde una nueva forma de vida, que más allá de las acepciones técnicas, debe considerarse esa nueva proyección social.
Históricamente, han existido un sinnúmero de propuestas a nivel global para intentar medirlo y obtenerlo; una de ellas, y la más conocida a nivel internacional, son los denominados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que marcan el común denominador para analizar el progreso de las naciones en la búsqueda de opciones o vías de mejora que impacten sobre las dimensiones social, económica, ambiental e institucional respectivamente.
El aportar de manera efectiva a estos objetivos trazados es motivo de debate en la comunidad internacional y se intensifica al encontrarse con el detalle epistemológico que busca “el equilibrio con los recursos del entorno, la satisfacción de necesidades y el aseguramiento intergeneracional”; ciertamente se ha marcado un gran paradigma y es que, transparentar los resultados nos permite profundizar en el análisis de los ODS y encontrar prácticas implícitas que aportan significativamente a la consecución de los mismos y que vuelvan tangible el verdadero impacto hacia el desarrollo sostenible.
Una de estas prácticas es el emprendimiento, que busca la creación de valor por parte de personas y organizaciones, y un trabajo conjunto para implementar una idea.
Según el informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM) 2022-2023, el emprendimiento fue identificado como un importante mecanismo para promover el logro de los ODS para ser más equitativos, más verdes y equilibrados y así alcanzar un desarrollo de mayor calidad. Sin embargo, este mismo informe devela que el conocimiento de los ODS entre quienes inician un nuevo negocio o dirigen un negocio establecido es bajo.
Rescatando algunos datos de valor de este prestigioso informe internacional:
Se señala el surgimiento a América Latina y el Caribe como un centro global para la actividad empresarial. Los resultados de la Encuesta de Población Adulta (APS) del GEM para 2023 son totalmente consistentes con esto: los cuatro niveles más altos de Actividad Empresarial Total en etapa inicial (TEA) se dieron todos en Ecuador, Guatemala, Chile y Panamá, con Ecuador a la cabeza con una TEA del 32,7%.
Solo en Ecuador, uno de cada tres adultos iniciaba o dirigía un nuevo negocio en 2023, además de tener la tasa más alta de propiedad de empresas establecidas con un 24%.
Pese a ser un entorno empresarial difícil, se tuvieron los niveles más altos de emprendimiento nuevo y establecido de las 45 economías en la APS GEM 2023, cifra que no sorprende, ya que dos de cada tres adultos conocen a alguien que hace poco comenzó su propio negocio y tres de cada cuatro adultos consideran que tienen habilidades y experiencia para iniciarlo.
En cuanto a aversión al fracaso, tres de cada diez de quienes ven buenas oportunidades no iniciarían un negocio, proporción que es la cuarta más baja de las 49 economías.
Y, referente al Desarrollo Sostenible, el porcentaje de quienes inician o dirigen un negocio nuevo o establecido en conocimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible corresponde al 34,8%.
Claramente, tenemos algunos desafíos trazados:
- El emprendimiento debería estar hoy en día enmarcado en la economía circular, para transformar de raíz la gestión empresarial, a través de la optimización de recursos, minimización de residuos y sobre todo reestructuración de procesos productivos, como pilares fundamentales.
- El tejido empresarial es su aliado estratégico, ya que permite que fluya y se impregne un cambio de paradigma hacia “explotar más racionalmente los recursos y precautelar el medio ambiente”. Por ejemplo, la Universidad Técnica Particular de Loja ha desarrollado un proyecto denominado “La ruta del emprendedor en el marco de la economía circular”, el cual busca generar un diagnóstico efectivo para el emprendimiento y desarrollo empresarial, tomando en cuenta las dimensiones elementales de la economía circular en el tejido empresarial.
- Atendiendo a los resultados de bajo conocimiento en sostenibilidad, es imperativo medir cómo los emprendimientos están viviendo en sus etapas productivas la economía circular, y de esa manera poder asertivamente sugerir dónde y cómo pueden mejorar su situación y de esta forma tener emprendimientos más robustos y que busquen siempre la innovación sostenible.
- La economía circular es una forma de vida para los emprendimientos, ellos deben ir ganando capacidades y fortaleciéndose siempre. Aquí lo más importante es que conozcan sus debilidades y que con el tiempo puedan hacerlas fortalezas. Este tipo de proyectos busca este objetivo y así conseguir a empresas que vayan en tendencia de una sostenibilidad deseada.
Créditos: Ph.D. Leonardo Izquierdo Montoya, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL); Mgtr. María Luisa Altamirano, docente de la Escuela de Negocios con Propósito (EDES UTPL).