Tres estudios de caso recientemente presentados por Fundación Pachamama y el Fondo Mundial para la Naturaleza -conocido como WWF por sus siglas en inglés- revelan poderosas Historias de Defensa territorial lideradas por pueblos indígenas amazónicos. Esta iniciativa que se desarrolló en las comunidades shuar, zápara y kichwa de la Amazonía, destaca el aporte esencial de estas comunidades en la implementación de políticas climáticas globales, a pesar de las amenazas constantes que enfrentan debido a políticas estatales contradictorias.
Las comunidades indígenas juegan un papel fundamental en la conservación de la Amazonía, pero se enfrentan a diferentes desafíos, como la expansión de actividades extractivas en la región. Los estudios, elaborados en estrecha colaboración con las comunidades indígenas, narran las luchas y logros de la Comuna Kichwa Sani Isla en la Amazonía norte de Ecuador, la comunidad Sapara de Llanchamacocha en el centro de la Amazonía ecuatoriana, y el Centro Shuar Kiim, ubicado a orillas del río Yacuambi en la región amazónica del sur del país.
Cada caso ilustra cómo las prácticas tradicionales y el profundo conocimiento del territorio han permitido a estos pueblos no solo resistir ante las presiones externas, sino también ofrecer soluciones efectivas a la crisis climática, en línea con los objetivos del nuevo Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal, adoptado en diciembre de 2022 durante la Decimoquinta Reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio de Diversidad Biológica en Montreal.
Acerca de las comunidades, se destaca la siguiente información relevante:
● Comuna Kichwa Sani Isla:
Sani Isla enfrenta una grave contaminación ecológica debido a la actividad petrolera en el Yasuní, donde el acceso a agua limpia se ha convertido en un desafío crucial. A pesar de las presiones constantes, la comunidad ha implementado proyectos como Sani Lodge y Sani Warmi para proteger su tierra y preservar su identidad cultural, continuando su lucha por la protección de la Amazonía.
● Comunidad Sapara Llanchamacocha:
Llanchamacocha enfrenta amenazas persistentes de actividades extractivistas, problemas de seguridad alimentaria y la posible pérdida de su cultura y lengua. A través de la declaración de Kamunguishi, los Sapara muestran al mundo la necesidad de un cambio de paradigma que vea al ser humano como parte integral del bosque y la naturaleza. Kamunguishi, una reserva de biodiversidad declarada, protegida y defendida por la Nación Sapara, es una de las áreas mejor conservadas de la Amazonía ecuatoriana.
● Centro Shuar Kiim:
El Centro Shuar Kiim enfrenta los graves efectos ecológicos y sociales de la minería, tanto regulada como ilegal, en el río Yacuambi y sus afluentes. Sin embargo, con más de 22 años de historia de defensa territorial, la comunidad logró el reconocimiento de Tiwi Nunka, la primera área protegida (SNAP) gestionada por pueblos indígenas en Ecuador. Ahora se enfrenta a la necesidad de coordinar esfuerzos para continuar protegiendo su territorio, esencial para su identidad cultural, espiritual y para el equilibrio ecológico de las cordilleras circundantes.
«A través de este proyecto, analizamos la efectividad de los esquemas de conservación que existen para la protección de territorios indígenas. Obtuvimos conclusiones interesantes que han sido incorporadas en una guía que consideramos que será de utilidad para otros pueblos y nacionalidades indígenas que están trabajando en fortalecer la protección de sus territorios», destacó Esteban Falconí, Coordinador del proyecto 30×30 de WWF Ecuador.
Estos casos no solo destacan la importancia de los pueblos indígenas en la protección de la Amazonía y la mitigación del cambio climático, sino que también exponen la paradoja de las políticas estatales que, por un lado, apoyan la conservación, pero por otro, promueven la expansión de actividades que destruyen los ecosistemas más biodiversos del planeta. «La comunidad internacional debe reconocer y apoyar de manera urgente y efectiva los derechos territoriales de los pueblos indígenas, cuya lucha es fundamental para el cumplimiento de las metas climáticas globales y la supervivencia de nuestro planeta», concluye Cristina Melo, asesora legal de Fundación Pachamama.