Los pies de los niños se desarrollan desde su nacimiento y la forma en que caminan condiciona su desarrollo psicomotor. Por ello, uno de los aspectos fundamentales de su bienestar es el cuidado adecuado de sus pies y la conciencia sobre la importancia de las revisiones podológicas en las etapas clave de su crecimiento.
Desde el nacimiento, los huesos que formarán la estructura de sostén corporal se desarrollan hasta aproximadamente los 14 años. Durante las primeras etapas, es importante realizar revisiones podológicas para detectar posibles patologías relacionadas con malos hábitos posturales o un calzado inadecuado.
Según el especialista en podología de Sana Pie, Christian Davalos, «El primer control se debe realizar lo más temprano posible. Hay que considerar que los niños nacen con un pie plano falso debido a la falta de soportes óseos. Además, la gran mayoría son flexibles, y este factor puede llevarlos a posturas viciosas y permanentes que pueden causar variaciones en la dirección en la cual el hueso debe crecer. Por este motivo, una consulta con el especialista puede evitar posturas anómalas».
En cuanto a las revisiones podológicas, los especialistas evalúan la marcha, la postura y la estructura muscular de los niños. Mediante pruebas estandarizadas y exploraciones detalladas, es posible reconocer problemas como marcha incorrecta, deformidades y otras afecciones pediátricas comunes.
«Las revisiones podológicas permiten detectar y corregir las patologías en etapas tempranas, lo que puede prevenir complicaciones futuras y garantizar un desarrollo saludable del pie y del cuerpo en general», afirma el especialista.
Otro factor que puede perjudicar a los niños es el uso inadecuado del calzado, que puede afectar significativamente el desarrollo del pie y la marcha del niño. Por eso, se debe elegir calzado flexible, transpirable y adecuado para la edad y la actividad del niño.
Las revisiones podológicas son fundamentales para garantizar la salud y el bienestar de los más pequeños de la casa.