El cuidado del corazón es una responsabilidad que cada persona debe asumir con seriedad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte a nivel global, cobrando aproximadamente 17.9 millones de vidas al año. En Ecuador, la situación es igualmente alarmante: el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) reporta que las enfermedades del corazón se posicionan como la primera causa de mortalidad en el país, representando alrededor del 25% de las muertes anuales.

Según la Dirección Médica de Laboratorios Bagó, la falta de cuidado cardiovascular no solo incrementa el riesgo de sufrir un infarto, sino que también puede desencadenar una serie de patologías graves como hipertensión, insuficiencia cardíaca y accidentes cerebrovasculares. Estas condiciones no solo disminuyen la calidad de vida, sino que también pueden ser incapacitantes o fatales. Ignorar los signos de advertencia o postergar la adopción de hábitos saludables pone en riesgo la salud y el bienestar general.

Para mitigar estos riesgos, es fundamental implementar estrategias efectivas y sostenibles para el cuidado del corazón.

  1. Realizar chequeos médicos regulares: es importante someterse a revisiones periódicas para monitorear la salud cardiovascular. Los exámenes clave incluyen la medición de la presión arterial, análisis de colesterol y triglicéridos, electrocardiograma y prueba de esfuerzo. Estos exámenes permiten detectar signos tempranos de problemas y permitir intervenciones oportunas.
  1. Evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco: el alcohol en exceso y el tabaquismo están vinculados a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como hipertensión y arteriosclerosis. Reducir o eliminar estos hábitos puede mejorar significativamente la salud del corazón y reducir el riesgo de complicaciones graves.
  1. Priorizar el sueño de calidad: dormir entre 7 y 8 horas por noche es crucial para la salud cardiovascular. Un descanso adecuado permite la regeneración celular y la regulación de funciones vitales, reduciendo el riesgo de enfermedades del corazón.
  1. Incluir alimentos ricos en omega-3: los ácidos grasos omega-3, presentes en pescados grasos como el salmón y en algunas semillas y nueces, tienen propiedades antiinflamatorias y pueden ayudar a proteger el corazón.
  1. Hidratarse adecuadamente: mantener una buena hidratación es esencial para el funcionamiento óptimo del corazón. El agua es vital para el transporte de nutrientes y la eliminación de desechos del cuerpo.
  2. Actividad física: La OMS recomienda realizar en los adultos de 18 a 64 años dediquen como mínimo 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica, de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana, o bien una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.

Adoptar hábitos proactivos y conscientes no solo previene enfermedades, sino que también mejora la calidad de vida. Al invertir en la salud cardiovascular, se asegura un bienestar duradero y se fortalece el motor del cuerpo para una vida más plena.

En Bagó contamos con un programa  de Estilo de Vida saludable, que se compone de 5 puntos: nutrición consciente, hidratación, descanso y desconexión, actividad física periódica y evaluaciones médicas preventivas.

Por Yazmín Bustán

Feminista. Trabajando en visibilizar el trabajo que hacemos las mujeres,

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