La estimulación temprana ha demostrado ser un factor fundamental en el aprendizaje de un segundo idioma, y su impacto es particularmente significativo en la niñez. Esto se debe principalmente a que, durante los primeros años de vida, el cerebro humano se encuentra en su fase más receptiva.
“A sabiendas de esto es importante aprovechar este periodo, que es crítico para potenciar el aprendizaje del inglés, un idioma global que abre puertas a nivel académico, profesional y social”, manifiesta Monica Carpio, Directora Académica de Helen Doron Ecuador. A continuación, la experta explica 5 razones por las que la estimulación temprana es clave para la adquisición de esta lengua.
1. Ayuda a desarrollar habilidades cognitivas esenciales
La neurociencia ha revelado que durante los primeros años de vida, el cerebro es extremadamente plástico; es decir, tiene una gran capacidad de adaptarse y formar nuevas conexiones neuronales. Esto significa que los niños que están expuestos a un segundo idioma desde una edad temprana no solo aprenden más rápido, sino que también desarrollan habilidades cognitivas clave como la memoria, la concentración y el razonamiento lógico. “La metodología que usamos en Helen Doron aprovecha este período crucial mediante técnicas lúdicas y multisensoriales, que ayudan a los niños a internalizar el idioma inglés de forma natural y sin presión”, dice Carpio.
2. Facilita la adquisición natural de vocabulario y estructuras gramaticales
Una de las grandes ventajas de la estimulación temprana es que los niños aprenden de manera intuitiva, sin tener que pasar por un proceso consciente de memorización de reglas gramaticales o vocabulario. “Los niños pequeños adquieren palabras y estructuras del idioma en su contexto, tal como lo hacen con su lengua materna”, dice la especialista. Esto es posible con el uso de canciones, juegos y actividades interactivas que les permiten familiarizarse con el idioma en un entorno divertido y enriquecedor, no solo aumentando su vocabulario, sino también mejorando su comprensión auditiva y su habilidad para formar oraciones complejas con mayor rapidez.
3. Contribuye a una pronunciación más natural
Uno de los mayores retos al aprender un idioma en la adultez es adquirir una pronunciación cercana a la de un hablante nativo. Sin embargo, en los niños, este proceso ocurre de forma mucho más fluida y natural cuando se inicia temprano. De acuerdo con la representante de Helen Doron, la capacidad de imitar sonidos nuevos es mucho mayor en los primeros años de vida, lo que permite que los menores que son expuestos al inglés desde pequeños desarrollen una pronunciación mucho más precisa. “Por eso en nuestros centros integramos constantemente ejercicios auditivos y de repetición en sus clases, para asegurar que no solo entiendan el inglés, sino que lo hablen de manera clara y con una excelente entonación”, asegura.
4. Permite aprender jugando
Un aspecto central de metodologías como la de Helen Doron es que el aprendizaje es siempre divertido. Los niños pequeños aprenden mejor cuando están involucrados y entretenidos, por lo que el programa está diseñado para ser lúdico e interactivo. Los juegos, canciones y actividades físicas no solo son divertidas, sino que también refuerzan el aprendizaje, ayudándolos a retener mejor el idioma. Este enfoque multisensorial les permite aprender inglés de la misma manera en que aprenden su lengua materna, sin presión ni estrés, lo que fomenta una actitud positiva hacia el aprendizaje.
5. Tiene un impacto a largo plazo en el desarrollo académico
Estudios han demostrado que los niños que aprenden un segundo idioma desde una edad temprana tienen mejores habilidades en áreas como las matemáticas, la resolución de problemas y la creatividad. Además, la adquisición de una segunda lengua no solo fortalece sus capacidades lingüísticas, sino que también mejora su desempeño en otras áreas académicas. “Nuestros estudiantes, por ejemplo, no solo aprenden inglés, sino que también desarrollan confianza, habilidades sociales y un pensamiento crítico que les servirá en toda su vida escolar y más allá”, concluye Carpio.