Los lácteos brindan beneficios poco conocidos que van más allá del simple aporte de calcio, sobre todo en la tercera edad en donde cumplen un papel vital en la digestión, la salud mental y otros aspectos esenciales para el bienestar general. “La leche, el queso y el yogurt cuentan con componentes claves que ofrecen una protección integral frente a los desafíos del envejecimiento; desde fortalecer los huesos hasta mejorar el microbiota y el sueño, los lácteos son verdaderos aliados en la búsqueda de una vida larga y saludable”, explica Ana Altamirano, nutricionista de Vita Alimentos.
A continuación, la especialista de Vita Alimentos profundiza sobre algunos de estos poderes ocultos y claves para los adultos mayores, los cuales además están respaldados por investigaciones científicas. De hecho, según un estudio de la Asociación Mexicana de Gastroenterología, la leche debe ser un pilar en la dieta diaria de los adultos mayores, contribuyendo no solo a la salud ósea, sino también a la prevención varias enfermedades.
1. Protección cardiovascular
Los productos lácteos, especialmente aquellos ricos en ácidos grasos como el omega 3 que tiene la leche, ayudan a reducir los niveles de triglicéridos en la sangre y mejoran la circulación, lo que a su vez protege el corazón y disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares como la hipertensión y los infartos.
2. Mejora de la digestión
Los probióticos presentes en el yogurt y otros productos fermentados contribuyen a equilibrar la flora intestinal, favoreciendo una digestión eficiente. Esto es crucial para prevenir problemas digestivos comunes en la tercera edad, como el estreñimiento, y promover una mejor absorción de nutrientes. Lo más recomendable es incluir lácteos bajos en grasa o deslactosados en caso de ser necesario.
3. Prevención de la anemia
La leche es una excelente fuente de hierro, clave para combatir la anemia, una condición frecuente en los adultos mayores. El hierro es fundamental para la producción de glóbulos rojos y el transporte adecuado de oxígeno por todo el cuerpo, lo que ayuda a mantener altos niveles de energía y evitar la fatiga.
4. Mejoramiento del sueño y la salud mental
Además de los beneficios físicos, los lácteos juegan un papel importante en el mejoramiento del sueño y la salud mental. La leche contiene triptófano, un aminoácido que favorece la producción de serotonina y melatonina, hormonas que regulan el sueño y el estado de ánimo. Es así que incluir lácteos en la dieta diaria no solo mejora la salud física, sino que también ayuda a reducir síntomas de depresión y ansiedad, comunes en los adultos mayores.
5. Efecto protector contra hipertensión:
El potasio presente en los lácteos puede contrarrestar los efectos del sodio, ayudando a regular la presión arterial y reduciendo el riesgo de hipertensión. Un estudio del American Journal of Clinical Nutrition respalda este efecto, mostrando cómo una dieta rica en potasio puede mejorar los niveles de presión arterial en personas mayores.
6. Fortalecimiento de los huesos y mantenimiento de la masa muscular
El calcio y la vitamina D presentes en los lácteos son esenciales para mantener huesos fuertes y prevenir enfermedades como la osteoporosis. Estos nutrientes mejoran la densidad ósea y reducen el riesgo de fracturas, una de las principales preocupaciones en la tercera edad. Además, los lácteos son ricos en proteínas de alto valor biológico, fundamentales para evitar la pérdida de masa muscular, clave para mantener la fuerza física, la movilidad y la independencia en esta etapa de la vida.
¿Cómo incluir los lácteos de manera correcta en la alimentación diaria de adultos mayores?
Para aprovechar al máximo los beneficios de los lácteos, es esencial integrarlos correctamente en la dieta diaria. Aquí algunos consejos prácticos:
- Consumo regular: Asegúrate de incluir 2 a 3 porciones de lácteos al día. Opta por leche descremada o semidescremada, yogurt bajo en grasa y quesos frescos. Esto garantiza un aporte adecuado de calcio y proteínas para mantener la salud ósea y muscular.
- Productos enriquecidos: Busca productos enriquecidos con vitaminas A, D y hierro para obtener un mayor aporte nutricional. Estas vitaminas no solo fortalecen los huesos y el sistema inmune.
- Diversidad en la alimentación: Integra lácteos en preparaciones variadas, como batidos, sopas cremosas o acompañamientos en ensaladas. Variar las formas de consumo facilita la absorción de nutrientes y añade un toque de creatividad a la dieta diaria.
- Opciones deslactosadas: Si tienes intolerancia a la lactosa, opta por productos deslactosados o fermentados, como el yogurt, que ofrecen los mismos beneficios sin causar molestias digestivas.
El consumo regular de lácteos no solo satisface las necesidades nutricionales de los adultos mayores, sino que actúa como una herramienta integral para combatir las condiciones relacionadas con el envejecimiento. Desde fortalecer los huesos y músculos, mejorar la digestión, proteger el corazón, hasta promover un mejor sueño y bienestar emocional, los lácteos son un aliado imprescindible para una vida saludable y activa en la tercera edad. Incluirlos de forma balanceada en la dieta diaria es un paso sencillo pero efectivo para mejorar la calidad de vida y disfrutar de un envejecimiento saludable.