La contaminación de ríos con residuos sólidos creció 65,7% en el último año en Ecuador, según estimaciones de Ichthion a partir de la recolección de diferentes tipos de materiales en varios afluentes intervenidos en el país, sobre todo plásticos tipo PET (16% de participación). Esta polución impacta de manera silenciosa en las cuencas hídricas del país, ya que altera los hábitats y los procesos naturales de los ecosistemas, reduciendo su capacidad para adaptarse al cambio climático y generando, a su vez, sequías prolongadas, incendios forestales altamente mortales, aumento de la temperatura a niveles nunca antes vistos, entre otros efectos que ya son una realidad en el país.  

«Entre el 60 % y el 80 % de los residuos plásticos que contaminan los océanos viajan a través de los ríos. De ahí que es urgente actuar de manera integral para enfrentar las amenazas de las cuencas hídricas del país, abarcando tanto las fuentes de contaminación, así como las medidas para preservar los recursos hídricos”, explica Inty Gronneberg, CEO de Ichthion Group.

En este contexto, el experto reflexiona sobre las principales amenazas de los ríos en el país, con el objetivo de contribuir a la generación de acciones efectivas para enfrentarlas. “Estamos conscientes de esta necesidad urgente, por ello desde Ichthion además de promover el proyecto Galapagos Guardians para reducir la contaminación de los principales afluentes en el país con el apoyo de todos, mediante donaciones para la sostenibilidad de la iniciativa, también aportamos con educación a la comunidad”, añade Inty.

Principales amenazas:

  1. Contaminación de sólidos por deficiencia en la recolección de basura doméstica:

Existen varias fuentes de contaminación. De acuerdo a los registros de Ichthion, en zonas urbanas provienen del incremento de residuos en las riberas por barrios que no cuentan con cobertura de recolección de desechos, especialmente plásticos, en sectores como Picoazá en Portoviejo, y Tumbaco y Cumbayá en Quito. A esto se suma las malas prácticas ciudadanas de arrojar desechos en ríos y quebradas, y a la descargas de pequeños negocios (vulcanizadoras, clínicas) y de la industria directamente al río.

  1. Descargas de agua contaminada por agricultura:

Uso de agua en cultivos que se descarga sin tratamiento, provocando contaminación por fertilizantes, herbicidas y pesticidas. Esto produce proliferación de algas tóxicas y degradación del ecosistema. Además, la baja cobertura de recolección de residuos obliga a la población a usar quebradas para disposición de los residuos que se generan producto de la actividad agrícola.

Cabe destacar que los pequeños ríos y arroyos aportan significativamente a la contaminación, pero suelen ser ignorados en los esfuerzos de control.

  1. Actividades petroleras y mineras:

La producción petrolera y minera, sobre todo a nivel informal, generan un importante riesgo de contaminación a las fuentes hídricas. Sobre todo si no se cumplen con parámetros y planes ambientales que garanticen una operación segura y sin riesgos de derrames de químicos que puedan afectar la calidad del agua.

De acuerdo a la organización WAMI (Water for Humans), “en la provincia de Napo, ha comenzado una nueva fiebre del oro que está causando graves daños al ecosistema, principalmente a los ríos. De hecho, en las vías fluviales se están detectando valores de sustancias contaminantes, como plomo y aluminio, que alcanzan el 500% de los límites aceptables”.[1]

  1. Incendios forestales:

Los incendios impactan en los ecosistemas acuáticos, ya que la destrucción de vegetación que absorbe agua, aumenta la evaporación. Por otro lado, los suelos  expuestos quedan propensos a la erosión y escorrentía (desborde de ríos). Además, el agua se contamina con cenizas, favoreciendo la proliferación de algas.

Efectos en el ciclo hidrológico:

  • Cambios en las lluvias que alteran la disponibilidad de agua.
  • Mayores temperaturas aumentan la evaporación, reduciendo los caudales fluviales.
  • Fenómenos extremos (sequías o lluvias torrenciales) incrementan la erosión y las inundaciones, afectando la calidad del agua.

Acciones necesarias para proteger las cuencas hídricas:

  • Fortalecimiento de la recolección y manejo de residuos: Mejorar la cobertura del servicio de recolección en áreas urbanas y rurales, evitando que la basura termine en ríos y quebradas. La implementación de campañas educativas para fomentar prácticas responsables en la disposición de desechos también es clave.
  • Control y regulación de descargas industriales y comerciales: Establecer sistemas de monitoreo más rigurosos para evitar que negocios pequeños e industrias descarguen contaminantes directamente en los ríos. Esto se debe complementar con incentivos para la adopción de tecnologías de tratamiento de aguas residuales.
  • Reforestación y conservación de cuencas hídricas: Restaurar la vegetación en zonas críticas para reducir la erosión y mejorar la infiltración del agua. Lo más recomendable es crear áreas protegidas que impidan la deforestación y la expansión agrícola no controlada.
  • Adopción de prácticas agrícolas sostenibles: Promover el uso de fertilizantes y pesticidas orgánicos que minimicen la contaminación de los ríos. También incentivar el uso eficiente del agua mediante sistemas de riego tecnificados y sostenibles.

Por Yazmín Bustán

Feminista. Trabajando en visibilizar el trabajo que hacemos las mujeres,

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