La Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca) anunció un diferimiento en las cuotas de créditos de consumo, vivienda, tarjetas de crédito y microcréditos hasta por 90 días, una medida que, según el gremio, busca apoyar a las familias y microempresas afectadas por la crisis eléctrica actual.
En medio de la crisis eléctrica que vive Ecuador, con apagones de hasta 14 horas diarias, la productividad y la economía de los ciudadanos y ciudadanas está visiblemente afectada. Por tanto, la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca) anunció, a través de un comunicado, que los deudores podrán acogerse a un diferimiento en las cuotas de créditos de consumo, vivienda, tarjetas de crédito y microcréditos hasta por 90 días.
Sin embargo, esta iniciativa ha suscitado opiniones encontradas. Mientras Asobanca la presenta como un alivio financiero, expertos cuestionan el impacto real sobre los deudores, en particular en cuanto a los intereses.
En entrevista con «Primera Plana», Marco Antonio Rodríguez, presidente de Asobanca, destacó que esta medida se asemeja a los alivios financieros implementados durante la pandemia de COVID-19, en los que la banca privada destinó aproximadamente 10 mil millones de dólares para apoyar a sectores productivos y a personas naturales.
“Este tipo de alivios busca brindar un respiro financiero a los clientes que enfrentan dificultades para pagar sus cuotas debido a los cortes de energía,” enfatizó Rodríguez.
No obstante, aclaró que el diferimiento se analizará “caso por caso” y dependerá de la situación particular de cada cliente.
«Los mismos intereses son los que se van a cobrar nada más que ahora se los va a cobrar en relación del nuevo plazo que usted ha solicitado (…) el interés original podría variar si es que solicita usted un plazo más largo menos o menos largo, ya dependerá de cada operación», explicó Rodríguez.
Rodríguez subrayó la responsabilidad de los bancos de proteger los fondos de los depositantes, por lo que cualquier tipo de alivio financiero debe ser cuidadosamente planificado.
Crítica a la falta de claridad sobre los diferimientos
El economista Jonathan Báez Valencia mostró una visión crítica hacia el anuncio de Asobanca, indicando que este tipo de medidas no garantizan un alivio real para los deudores.
Báez recordó que, en la pandemia, muchos bancos optaron por cobrar intereses sobre las cuotas diferidas, incrementando así la deuda de los ciudadanos.
“No hay certeza sobre si en esta ocasión los bancos cobrarán intereses por el diferimiento, y sin una directriz clara de la Junta de Política Monetaria, esto podría representar un costo adicional para los usuarios,” alertó Báez.
Báez también cuestionó el papel de los bancos en contextos de crisis, destacando que, en su opinión, estas instituciones “se presentan como benefactores” sin abordar el impacto financiero que estas medidas pueden tener a largo plazo.
Señaló que, en su experiencia, la banca tiende a trasladar los costos de estos diferimientos a los clientes a través de intereses y comisiones, generando una carga económica adicional para quienes ya enfrentan dificultades de pago.
Escepticismo en la ciudadanía
Las reacciones de la ciudadanía reflejan una mezcla de escepticismo y preocupación. Algunos recuerdan sus experiencias durante la pandemia, cuando el diferimiento de créditos resultó en deudas más largas y costosas.
“El alivio financiero en ese momento fue una quimera; terminamos pagando más por plazos extendidos y altos intereses,” señaló un usuario de redes sociales.
Rodríguez, en defensa de la iniciativa, explicó que la “tabla de amortización” es un cálculo técnico universal y que los intereses no se modificarán para aquellos que decidan no acogerse al diferimiento.
Sin embargo, aclaró que los clientes deben analizar su situación financiera antes de optar por el diferimiento, pues esta medida podría no ser necesaria para todos y, en algunos casos, podría aumentar el costo total de sus deudas.
El papel del Estado y la Junta Monetaria
Báez y otros economistas consideran crucial que la Junta de Política Monetaria regule esta medida, estableciendo lineamientos claros sobre el cobro de intereses y la duración de los diferimientos para evitar prácticas que puedan perjudicar a los deudores.
La falta de una directriz oficial deja a criterio de cada banco las condiciones del diferimiento, lo cual, según los expertos, podría resultar en disparidades y en una posible carga financiera adicional para los clientes.
Incremento de la morosidad
La medida de diferimiento anunciada por Asobanca representa una solución temporal para algunos ecuatorianos, ya que en Ecuador, la morosidad ha mostrado un incremento significativo en los últimos años, reflejando las dificultades económicas que enfrenta una parte considerable de la población.
Según datos recientes, en septiembre la morosidad en el sistema bancario privado ecuatoriano llegó al 3,7%.
“De cada USD 100 prestados USD 3,7 tienen una demora en el pago, hay segmentos como el segmento microcrédito y consumo precisamente que tienen una mora, algo más alta debido a las condiciones de la economía, debido a las condiciones de la seguridad, la crisis energética las condiciones generalizadas del del aparato productivo.”, puntualizó Rodríguez.