La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el estrés como cualquier tipo de cambio que provoca agotamiento físico, emocional o psicológico. Según la entidad, se trata de una respuesta natural del cuerpo humano ante situaciones que requieren una acción rápida.
Aunque el estrés, puede surgir frente a cualquier desafío, es un fenómeno cotidiano en la vida moderna. Desde el tráfico en la ciudad hasta la presión laboral, son muchas las situaciones que lo desencadenan. Sin embargo, cuando se convierte en algo crónico, puede tener serias repercusiones en la salud, advierten expertos.
El cuerpo reacciona al estrés liberando hormonas como el cortisol, que activan el estado de alerta, tensionan los músculos y aceleran la respiración y el ritmo cardíaco. Aunque una dosis moderada de estrés puede ser beneficiosa para enfrentar desafíos —como ganar una carrera o cumplir con una entrega importante—, su presencia constante o prolongada puede provocar efectos adversos. Dolores de cabeza, malestar estomacal, dolor de espalda e insomnio son solo algunas de las manifestaciones físicas, y un sistema inmunológico debilitado podría ser la consecuencia a largo plazo.
Para evaluar el impacto del estrés en el organismo, Jefferson Cedeño, médico general de LABS, recomienda realizar un perfil hormonal que incluya análisis como el TSH, T3 y T4. «Estos exámenes nos permiten entender cómo el estrés afecta el equilibrio hormonal y gastrointestinal», explica. También sugiere la realización de pruebas específicas, como la calprotectina para detectar inflamación intestinal activa, o exámenes de parasitología y Helicobacter Pylori, con el fin de evaluar desequilibrios en el microbiota intestinal. «La combinación de estos análisis proporciona una visión integral de cómo el estrés influye en la salud digestiva y general», añade.
No todas las personas responden al estrés de la misma manera, por lo que es fundamental identificar sus desencadenantes. Llevar un diario del estrés puede ser de gran ayuda: anotar las situaciones que generan tensión, las reacciones experimentadas y los mecanismos utilizados para afrontarlas puede ser el primer paso para reducir su impacto.
Estrategias efectivas para combatir el estrés
Si bien eliminar el estrés por completo no es posible, existen numerosas maneras de manejarlo. El ejercicio regular es una de las herramientas más recomendadas. “Caminar es una excelente manera de empezar”, sugiere Cedeño, quien también destaca la importancia de actividades que generen disfrute, como hobbies o trabajo voluntario. “Estas actividades no solo ayudan a reducir la tensión, sino que también promueven una sensación de bienestar”, recalca.
Además, técnicas de relajación como ejercicios de respiración, relajación muscular, masajes, yoga, tai chi o qi gong pueden ser efectivas para aliviar los síntomas. La clave está en adoptar prácticas que se ajusten a las necesidades y preferencias de cada persona.
Aprender a manejar el estrés no solo mejora la calidad de vida, sino que también previene enfermedades crónicas. En LABS, ofrecemos una amplia gama de exámenes y servicios que pueden realizarse desde la comodidad del hogar con cita previa. Para más detalles, visite nuestra página web y redes sociales.