El Día Mundial contra la Neumonía se conmemora cada 12 de noviembre con el objetivo de concienciar a la población sobre esta grave enfermedad de salud pública y la importancia de su prevención. La neumonía es una infección que afecta uno o ambos pulmones, causando que los alvéolos (ramas pequeñitas de los tubos de aire dentro de los pulmones) se llenen de líquido o pus. Su gravedad varía desde leve hasta crítica, dependiendo de factores como la causa, la edad y el estado de salud del paciente. En casos severos, puede provocar complicaciones graves y requerir el uso de respiradores.
Según la Subsecretaría de Vigilancia, Prevención y Control de la Salud Pública de Ecuador, durante la semana epidemiológica 36 de 2024 se registraron 80,773 casos de neumonía, siendo Pichincha la provincia más afectada (35.5%), seguida de Guayas (11.18%), Azuay (6.22%) y Morona Santiago (5.74%). Los grupos más vulnerables son los niños de 1 a 4 años; de 9 a 14; y los ancianos de 65 años o más.
En SIME Sistemas Médicos se han diagnosticado 1.304 casos, destacando la bronconeumonía, la neumonía por influenza y la neumonía bacteriana. El neumólogo Luis Alberto Muñoz ofrece información detallada sobre esta enfermedad. “Es fundamental reconocer la importancia de acudir a una consulta médica especializada en enfermedades respiratorias, ya que esto permite obtener un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado. Las vacunas son una herramienta clave en la prevención de estas patologías, ya que han demostrado ser efectivas en reducir tanto las tasas de hospitalización como el riesgo de complicaciones graves. Además, es vital recordar que las vacunas salvan vidas, protegiendo no solo a quienes las reciben, sino también a las personas en su entorno. Si en el pasado ha tenido episodios de neumonía, es especialmente recomendable que consulte a un especialista para evaluar su condición clínica y asegurar de que está tomando las medidas necesarias para proteger su salud respiratoria a largo plazo”, aseguró, Muñoz.
Principales causas de la neumonía
Las neumonías son infecciones que pueden ser provocadas por diversos patógenos, siendo las bacterias, especialmente el Streptococcus pneumoniae, las más comunes. También los virus respiratorios pueden ser causantes, aunque su incidencia varía según la región y otros factores como la vacunación y la salud del paciente.
Algunos factores epidemiológicos pueden aumentar el riesgo de infecciones por ciertos patógenos, como la exposición al agua contaminada para Legionella, el contacto con aves para Chlamydia psittaci y las personas que han viajado o viven en el suroeste de Estados Unidos podrían estar en riesgo de contraer coccidioidomicosis. Asimismo, una mala higiene dental puede facilitar infecciones por bacterias de la flora oral.
En personas con sistemas inmunológicos debilitados, la gama de patógenos que pueden causar neumonía se amplía para incluir hongos, parásitos y patógenos menos comunes.
Factores de riesgo que aumentan la probabilidad de sufrir neumonía
- Edad avanzada: mayores de 65 años.
- Comorbilidades crónicas: incluye enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), asma, bronquiectasias, enfermedades cardíacas crónicas, antecedentes de accidente cerebrovascular, diabetes mellitus, desnutrición y condiciones que afectan el sistema inmunológico.
- Protección respiratoria deteriorada: riesgo de macroaspiraciones de contenido gástrico debido a causas neurológicas, trastornos esofágicos o esclerosis sistémica.
- Consumo de tabaco y alcohol en exceso.
- Otros factores relacionados con el estilo de vida: condiciones de hacinamiento y situaciones de privación de libertad.
Síntomas más comunes de la neumonía
La presentación clínica de la neumonía muestra una amplia variabilidad, que abarca desde formas leves, caracterizadas por fiebre, tos, disnea y dolor torácico, hasta formas graves, que pueden incluir sepsis, alteraciones en el estado mental, aumento de la frecuencia y dificultad respiratorias significativa. La gravedad de los síntomas se relaciona de manera directa con la intensidad de la respuesta inmunitaria, tanto local como sistémica, en cada paciente.
Influencia de la higiene personal y ambiental en la prevención de la neumonía
Una mala higiene dental puede predisponer a los pacientes a desarrollar infecciones provocadas por la flora oral o microorganismos aerobios. Además, la inhalación de material derivado de la biomasa o de incendios forestales puede dar lugar a neumonías por aspiración, las cuales pueden causar lesiones pulmonares significativas.
Afectación de la neumonía en diferentes grupos de edad y poblaciones
El riesgo de Neumonía Adquirida en la Comunidad (NAC) se incrementa con la edad. La incidencia anual de hospitalización por NAC en adultos de 65 años o más es aproximadamente tres veces superior a la de la población general.
Complicaciones potenciales de la neumonía
Se pueden presentar diversos problemas, como la falta de mejoría clínica y un incremento en la afectación del parénquima pulmonar (es el tejido encargado del intercambio gaseoso y está compuesto por bronquiolos, alvéolos, conductos y sacos alveolares), lo que deteriora el estado general del paciente. Estos factores pueden conducir a una sepsis (afección grave que se produce cuando el sistema inmunitario del cuerpo responde de manera extrema a una infección, lesionando sus propios tejidos y órganos.), no controlada, compromiso multiorgánico, fallo orgánico y, en última instancia, la muerte del paciente.
Asimismo, pueden aparecer lesiones fibrosecuelares extensas en el parénquima pulmonar que dan lugar a bronquiectasias (afecciónque daña las vías respiratorias de los pulmones y dificulta la expulsión de mucosidad). Estas lesiones son altamente propensas a la colonización por bacterias oportunistas, lo que provoca exacerbaciones respiratorias frecuentes que requieren tratamientos complejos. Además, se observa una disminución de la capacidad pulmonar, lo que genera síntomas respiratorios persistentes.
Recomendaciones sobre la vacunación contra la neumonía y grupos objetivos
La vacuna contra la neumonía es de vital importancia, ya que reduce la incidencia del germen más común, el Streptococcus pneumoniae. Se recomienda su aplicación a todos los pacientes con comorbilidades, tales como enfermedades pulmonares, diabetes, cardiopatías, hipertensión arterial, inmunodepresión y a aquellos mayores de 65 años.