- Según un estudio del INEC, el 72% de los hogares ecuatorianos incluye ají en su alimentación semanal.
- Un análisis realizado por la Asociación de Restaurantes del Ecuador revela que el 68% de los turistas internacionales eligen probar platos tradicionales que incorporan ají como ingrediente destacado.
El ají, símbolo indiscutible de la gastronomía ecuatoriana, es mucho más que un condimento; es un ingrediente que lleva siglos enriqueciendo nuestra cocina. Cada 16 de enero, en el Día Internacional de la Comida Picante, celebramos su legado, presente en platos emblemáticos como el ceviche, la fanesca, el seco de pollo, las empanadas de verde y el locro de papas, donde su toque picante y característico eleva el sabor a otro nivel.
En Ecuador según datos del INEC, existen 9 variedades reconocidas de ají, como el criollo, rocoto rojo y habanero, cada una con características únicas que se adaptan a diferentes preparaciones. Según el chef Diego Albán, «si hay un producto que ha estado presente desde nuestros orígenes es, junto con el cacao, el ají (capsicum annuum). Desde su descubrimiento, este ingrediente esencial cruzó continentes y conquistó paladares, a pesar de su picor».
Pero el ají no solo brilla en platos salados. Innovadoras preparaciones como mermeladas de ají, helados y chocolates con un toque picante han transformado este ingrediente en un protagonista de la repostería ecuatoriana, sorprendiendo a quienes buscan combinaciones exóticas. Además, la «sal de ají», un condimento reciente, ha revolucionado la cocina contemporánea al potenciar el sabor de carnes, ceviches, ensaladas y hasta papas fritas.
En la actualidad, se conocen más de 250 variedades de ají en el mundo, clasificadas según su nivel de picor en la Escala Scoville. En Ecuador, esta diversidad permite una constante exploración culinaria, desde salsas tradicionales hasta fusiones que combinan frutas locales con picantes exóticos.
Es así como, con su versatilidad y riqueza histórica, se erige como un símbolo de la creatividad culinaria ecuatoriana, fusionando tradición y modernidad en cada preparación. Este ingrediente, que ha viajado a través del tiempo y los continentes, es mucho más que un elemento picante; es un puente entre el pasado y el futuro de nuestra gastronomía. Su capacidad de reinventarse en recetas innovadoras demuestra que la cocina y la cocina ecuatoriana no solo honra sus raíces, sino que también mira hacia adelante con ingenio. Celebrar el ají es celebrar un legado que alimenta nuestra identidad y posiciona a Ecuador como un referente culinario en constante evolución.