La llegada de la temporada de playa es sinónimo de descanso, sol y diversión en el agua. Sin embargo, también es una época en la que aumentan los casos de conjuntivitis, una inflamación de la conjuntiva — la membrana que recubre la parte blanca del ojo y el interior de los párpados — causada por múltiples factores presentes en estos ambientes. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la conjuntivitis es una de las afecciones oculares más comunes a nivel mundial, y durante los meses más calurosos del año su incidencia se incrementa significativamente debido a la mayor exposición a agentes irritantes y contagiosos.
El Dr. Alejandro Lalama, Jefe de Optometría de Óptica Los Andes (OLA), advierte que los casos de conjuntivitis aumentan hasta en un 30% en temporada de vacaciones, especialmente en regiones costeras donde la afluencia a playas y piscinas es más alta. “Factores como el contacto con agua salada, el cloro de las piscinas, el viento cargado de arena y la radiación solar intensa pueden desencadenar esta afección, que aunque generalmente es leve, puede causar gran incomodidad e incluso afectar la calidad de vida de las personas si no se trata a tiempo”, dice.
Por ello, el experto de OLA ofrece información valiosa sobre esta condición, así como algunas recomendaciones para evitarla.
Causas más frecuentes de la conjuntivitis en temporada playera
Durante las visitas a la playa o la piscina, los ojos están expuestos a diferentes elementos que pueden desencadenar una conjuntivitis irritativa, alérgica o infecciosa. Entre las causas más frecuentes están:
1. Contacto con agua salada y cloro. El agua del mar contiene microorganismos y partículas microscópicas que pueden irritar los ojos, especialmente si hay contacto prolongado sin una adecuada limpieza posterior. Por otro lado, las piscinas suelen tener altos niveles de cloro, una sustancia química que puede alterar la película lagrimal y provocar sequedad, ardor y enrojecimiento ocular.
2. Arena y partículas en el ambiente. “El viento que arrastra arena y polvo puede generar microlesiones en la superficie ocular, facilitando la entrada de agentes patógenos”, comenta el Dr. Lalama. Frotarse los ojos con las manos sucias después de que ingresa arena puede agravar la irritación y aumentar el riesgo de infección.
3. Contaminación y contacto con superficies infectadas. El uso compartido de toallas, lentes de sol, protectores faciales o incluso el contacto con flotadores y mobiliario de playa puede ser un factor de transmisión de conjuntivitis viral o bacteriana, especialmente en ambientes de alta concurrencia.
Síntomas y señales de alerta
La conjuntivitis puede manifestarse de diferentes maneras dependiendo de su causa, pero los síntomas más comunes incluyen:
- Enrojecimiento ocular, sensación de ardor y molestias.
- Picazón y lagrimeo excesivo, lo que puede llevar al frotamiento constante, agravando la inflamación.
- Sensación de arenilla o cuerpo extraño en el ojo, lo que genera incomodidad al parpadear.
- Secreción ocular, que puede ser acuosa en la conjuntivitis viral, mucosa en la conjuntivitis alérgica o espesa y amarillenta en la conjuntivitis bacteriana.
- Inflamación de los párpados y sensibilidad a la luz (fotofobia).
“Si estos síntomas persisten por más de 48 horas o se acompañan de dolor intenso y disminución de la visión, se recomienda acudir a un especialista en salud visual”, aconseja el especialista de OLA, quien resalta que las valoraciones optométricas en los locales de la compañía a nivel nacional son gratuitos.
Medidas preventivas para evitar la conjuntivitis en vacaciones
Para disfrutar de la playa o la piscina sin preocupaciones, es fundamental tomar precauciones que ayuden a proteger los ojos y evitar la aparición de conjuntivitis. Estas son algunas recomendaciones clave que brinda el representante de Óptica Los Andes:
1. Usar gafas de natación. Proteger los ojos con gafas de natación es fundamental para evitar el contacto directo con el agua del mar o la piscina, reduciendo la irritación y el riesgo de infecciones.
2. Evitar frotarse los ojos. Si entra arena o agua en los ojos, es importante no frotarlos con las manos, ya que esto puede causar microlesiones y favorecer la entrada de bacterias. En su lugar, se recomienda parpadear varias veces o enjuagar con agua limpia.
3. Lavar los ojos después de la exposición al mar o piscina. Después de nadar, es recomendable enjuagar los ojos con agua limpia o suero fisiológico para eliminar restos de cloro, sal y otras partículas irritantes.
4. Usar gafas de sol con protección UV. Las gafas de sol no solo protegen contra la radiación ultravioleta, sino que también evitan que el viento y la arena entren en contacto con los ojos, reduciendo la irritación.
5. Mantener una correcta higiene personal. Lavar las manos con frecuencia, no compartir toallas ni lentes de sol y evitar tocarse los ojos con las manos sucias son medidas esenciales para prevenir el contagio de conjuntivitis viral o bacteriana.
6. Llevar un colirio lubricante. El uso de lágrimas artificiales o colirios lubricantes recomendados por un especialista ayuda a mantener la hidratación ocular y a aliviar la sensación de sequedad o irritación tras la exposición al sol y al agua salada.