El coordinador académico de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) explica cómo hacer rendir mejor el dinero en los hogares ecuatorianos con ingresos ajustados.

En un contexto económico donde el costo de la vida aumenta más rápido que los salarios, muchas familias en Ecuador enfrentan una realidad desafiante: el ingreso mensual simplemente no alcanza. Según datos recientes, la canasta básica familiar bordea los 800 dólares, mientras que el salario básico unificado apenas ha llegado a los 470 dólares en 2025.

Carlos Ramos Juárez, coordinador académico del Área de Empresa de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), señala que aunque la brecha es evidente, existen herramientas y hábitos financieros que pueden marcar la diferencia. “Con orden y disciplina, incluso un ingreso modesto puede rendir mejor”, afirma.

Desde la pandemia de 2020, la economía de los hogares se ha visto golpeada por múltiples factores: desempleo, informalidad, encarecimiento de alimentos y servicios, y un entorno internacional incierto. Ante esto, muchas familias han tenido que adaptarse: reducir gastos, buscar ingresos adicionales o apoyarse en redes familiares.

Presupuesto realista y prioridades claras

La primera recomendación es establecer un presupuesto familiar que diferencie entre gastos esenciales —alimentación, vivienda, servicios básicos, transporte y educación— y gastos prescindibles. Una estrategia útil, señala Ramos, es la regla del 50/30/20: idealmente, el 50% de los ingresos debe destinarse a necesidades básicas, el 30% a gastos personales o recreativos, y el 20% a ahorro o pago de deudas. Sin embargo, aclara que este esquema debe adaptarse a cada realidad. “Lo importante es separar algo, aunque sea poco, para el ahorro”, sostiene.

Optimizar la calidad de vida no necesariamente implica grandes sacrificios, sino decisiones más inteligentes: comprar en mercados o ferias agrícolas, optar por transporte público o compartir viajes, y buscar actividades de entretenimiento gratuitas o de bajo costo.

Ahorrar, incluso con poco ingreso

En tiempos de inflación, cada centavo cuenta. Por ello, Ramos recomienda implementar el hábito de “pagarse a uno mismo primero”, es decir, separar un monto pequeño para el ahorro tan pronto se reciba el salario. Este fondo puede servir para emergencias o para gastos predecibles como útiles escolares o celebraciones.

Además, llevar un control de los llamados “gastos hormiga” —como cafés diarios, suscripciones no utilizadas o compras impulsivas— permite identificar fugas de dinero que se pueden evitar sin afectar el bienestar.

“Ahorrar en tiempos difíciles no depende tanto del nivel de ingresos como de los hábitos que se adopten. La disciplina en el gasto, el ahorro regular y el consumo inteligente son claves para mantener la estabilidad financiera del hogar”, subraya el experto de UNIR.

Educación financiera para el bienestar

Más allá de las cifras, Ramos Juárez destaca la importancia de la educación financiera como herramienta de empoderamiento para las familias. “Hablar abiertamente de finanzas en casa, planificar juntos y tener metas comunes ayuda a tomar mejores decisiones y a reducir el estrés económico”, concluye.

Desde UNIR, se reafirma el compromiso con la formación de ciudadanos informados y capaces de enfrentar los desafíos del entorno económico actual, apostando por una educación práctica, accesible y orientada al bienestar integral.

Por Yazmín Bustán

Feminista. Trabajando en visibilizar el trabajo que hacemos las mujeres,

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