• Tía Tula nació en 1988 como un emprendimiento familiar que vendía helados caseros y útiles escolares desde una sala de casa.
  • Hoy, tras 37 años, se ha consolidado como una red de 10 locales en el Valle de Los Chillos, con productos propios y un canal de importación que impulsa su crecimiento.
  • La empresa mantiene su esencia original: trabajo honesto, cercanía con la comunidad y el corazón en cada decisión.

Con una emotiva ceremonia realizada en su local de la Av. Ilaló, Tía Tula celebró 37 años de historia, perseverancia y crecimiento. Lo que comenzó en 1988 como un pequeño negocio familiar que vendía helados caseros y útiles escolares desde la sala de una casa, hoy se ha transformado en una sólida red de 10 locales en el Valle de Los Chillos, con productos propios, una operación de importación directa y un firme compromiso con la comunidad.

El evento rindió homenaje a la fundadora Tula Isabel Herrera, así como al liderazgo de sus hijas Judith, Lizbeth y Edith Cárdenas, quienes han guiado la evolución del negocio con visión, trabajo y vocación de servicio. Clientes, colaboradores y aliados estratégicos participaron de la jornada, recordando los inicios del emprendimiento y celebrando su impacto actual en la economía local.

Desde su primer local en la intersección de Colombia 252 y Leopoldo Mercado, Tía Tula ha crecido de forma sostenida, generando empleo para 55 familias y fortaleciendo el comercio en uno de los sectores más dinámicos del valle. Su apuesta por un servicio cálido, personalizado y cercano ha sido clave para mantenerse vigente en un entorno competitivo.

Actualmente, la empresa consolida su operación mediante un canal de importación propio, que le permite ampliar su oferta y mejorar su competitividad. Además, ha iniciado un proceso de modernización operativa, con el fortalecimiento de su gestión mayorista y la incorporación progresiva de soluciones digitales para optimizar la atención al cliente y los procesos internos.

Más allá de los números, Tía Tula representa una historia de compromiso social. Ha acompañado a generaciones de estudiantes y familias, convirtiéndose en un referente de confianza, tradición y cercanía. Frases como “¡Yo compraba aquí de pequeño!” o “Tía Tula siempre ha estado ahí” reflejan el arraigo emocional que la marca ha construido con su comunidad.

Después de 37 años, Tía Tula continúa escribiendo su historia con determinación, visión empresarial y el mismo espíritu familiar que dio origen a todo: el corazón en cada decisión.

Por Yazmín Bustán

Feminista. Trabajando en visibilizar el trabajo que hacemos las mujeres,

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