En medio del ajetreo constante de las ciudades, la movilidad se presenta como un desafío cotidiano para millones de personas. Pero, ¿qué es realmente la movilidad? Va más allá del simple acto de desplazarse de un lugar a otro; involucra el flujo constante de vehículos, peatones y transporte público que da forma a la vida en la ciudad. La eficiencia en la movilidad no solo afecta al tiempo de las personas, sino también a su calidad de vida.
La movilidad urbana a menudo se asocia con el estrés debido a su ineficiencia, que se agudiza en momentos de festividades de la ciudad, como Navidad y Año Nuevo. Este aumento, genera congestión y retrasos, contribuyendo a un entorno más estresante.
Con pararse en las calles para hablar con los ciudadanos de a pie es suficiente para entender su percepción sobre la movilidad. Las respuestas que darán son un sinfín de quejas –justificadas-.
“Es imposible encontrar estacionamiento”, «no encuentro a quién pagar el estacionamiento”, “las filas de pago son eternas”, “la congestión vehicular es un calvario», «Como peatón, siento que arriesgo mi vida cada vez que cruzo una calle», son solo algunas de las frases más comunes.
Pero, ¿y si pudiéramos transformar este escenario? Ya Quito ha dado un paso importante con la implementación del Metro, y si bien representa un gran alivio, este esfuerzo no es el único componente para alcanzar una ciudad sostenible, eficiente y ágil”, aseguró Juan Rivadeneira, Experto en Gestión de Entorno.
“Como ciudadano y en el análisis constante que realizo, puedo identificar que la planificación y ejecución es clave para favorecer a las comunidades. Un reciente estudio de CAF señala que ciudades como Bogotá, Curitiba y Medellín lideran la implementación exitosa de sistemas inteligentes de transporte, gestión de tráfico y pagos electrónicos. Estas innovaciones no solo mejoran la eficiencia del transporte, sino que también reducen costos logísticos, impulsan la productividad y generan beneficios económicos y ambientales palpables. La optimización de rutas, la reducción de tiempos de espera y la eficacia en la recaudación han llevado a un óptimo de los recursos, contribuyendo así al desarrollo económico local”, agregó.
En un contexto donde la movilidad es un factor clave, aprovechar estas tecnologías emerge como un elemento esencial para fomentar un entorno sostenible, fundamental para el progreso económico y la calidad de vida en la región.
Como conductores o peatones la experiencia de movilidad puede ser más segura y gratificante. Según el Foro Oliver Wyman y el Instituto de Estudios de Transporte (ITS) de la Universidad de California en Berkeley para finales de la década, más aplicaciones y servicios compartidos ampliarán significativamente el alcance y los modos de la movilidad.
“Aplicaciones que proporcionan información en tiempo real sobre rutas alternativas, condiciones del tráfico y eventos en la vía son herramientas valiosas para evitar el estrés en el día a día. La tecnología también facilita las transacciones digitales para el pago de estacionamiento, eliminando la necesidad de hacer fila en cajeros, lo que no solo agiliza la movilidad, sino que también reduce riesgos y mejora la seguridad de todos los usuarios de la vía”, agregó
En ciudades bien planificadas, con sistemas de estacionamiento adecuados y una señalización clara, la movilidad se convierte en una experiencia menos estresante y más fluida. Para cambiar esta realidad, es crucial abrazar soluciones tecnológicas innovadoras y promover un buen servicio por parte de quienes gestionan la movilidad en la ciudad. Así, las ciudades podrán ser transformadas en lugares donde desplazarnos sea sinónimo de tranquilidad y eficiencia en lugar de tensión y pérdida de tiempo. La pregunta es: ¿estamos listos para esta transformación digital?