Cuesta creer que el desayuno, el almuerzo o la cena influyan en los pensamientos debido a la cantidad de cereales, proteínas, carbohidratos, azúcares o más. Un estudio realizado por la Psicóloga y nutricionista Soyoung Park evidenció que el mayor consumo de carbohidratos reduce la tirosina, aminoácido precursor de la dopamina u hormona del buen humor.
El estudio fue aplicado a 87 personas, la mitad de ellos recibieron un desayuno con mayor carga de proteínas y los demás tuvieron más carbohidratos. Posteriormente, todos debieron tomar una decisión sobre una propuesta injusta, que no los beneficiaba, los más tolerantes en mayor parte fueron quienes ingirieron mayor proteína.
En este contexto, Sarah Garcés, coach de salud y bienestar y aliada de Equivida Vitality de Seguros Equinoccial señala que, “es importante generar una alimentación consciente enfocada en el bienestar integral y no desde las emociones”. Destaca además la necesidad de generar hábitos desde los más pequeños desde la nutrición con alimentos ricos en vitaminas, minerales, llena de colores como frutas.
La experta afirma que, productos como huevos, lácteos, cereales, chocolate negro, arándanos, moras, fresas, aguacate, entre otros son ideales para elevar los índices de serotonina; mientras que el azúcar refinado o grasas transgénicas (snacks) tienen un efecto inmediato y corto.
El Programa de Educación y Atención Nutricional Universitario de la Universidad de Costa Rica destaca que las emociones también influyen en la ingesta de alimentos; por ejemplo; si una persona está triste suele consumir dulces y grasas. Esta alimentación emocional puede fungir de calmante cerebral.
Garcés, también ahonda en la comida por recompensa, “solemos recurrir a la comida, y más generalmente a azúcares y carbohidratos por razones emocionales de comodidad, alivio del estrés o para recompensarnos a nosotros mismos. Los alimentos dulces y/o ultraprocesados (papas, galletas, dulces, comida chatarra, etc..) generalmente suelen ser consumidos por su efecto inmediato de “satisfacción”, “premio”, “felicidad”; sin embargo, esto es rápido y temporal”.
Evidentemente, la alimentación influye en los pensamientos y emociones, por ello, Garcés ha señalado las siguientes recomendaciones a fin de promover el buen estado de ánimo en las familias ecuatorianas enmarcadas en una visión de bienestar integral.
- Alimentación balanceada, priorizando proteínas, cereales y frutas
- Caminata o deporte en espacios verdes
- Desconexión tecnológica durante las horas de comida, descanso o actividades familiares.
- Hidratación constante nos mantiene alertas y activos.
- Conexiones sociales con sus seres queridos o actividades de preferencia como hobbies.
La pandemia nos ayudó a priorizar los momentos familiares, pero también la salud personal, por ello, hoy en día existen aplicaciones que miden y premian la alimentación saludable, ejercicio, desconexión tecnológica y más a través de metas fáciles de alcanzar como comer 3 veces a la semana fruta, etc.